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Desde mi llegada a Madrid, España, la contextualización ha sido uno de los temas más importantes para poder comprender la cultura y sus necesidades. Aunque llevo 7 meses aquí, lo cual no es mucho, se ha sentido como una década mentalmente. Toda la información que estoy procesando y el anhelo de entender cada día mejor me ayudan a saber cómo abordar a cada persona con la que Dios abre oportunidades de hablar. Si bien, una de las mejores herramientas es a través de un trabajo que me permite conectar con otros y poder ser luz para ellos me hace entender la gran necesidad que existe de cristianos siendo luz en este país porque hay muy pocos viviendo un y siendo un testimonio en esta ciudad.

Parte de lo que los misioneros suelen hacer es aprender la lengua del país al que llegan. Sin embargo, en mi caso nunca pensé que sería necesario. Tres meses después de llegar, me di cuenta de que en los 10 años fuera de España mi acento había cambiado muchísimo, y que la forma de hablar, especialmente la pronunciación de la «z» o la «c», era algo realmente significativo para la cultura española. Tomé clases para «españolizar» mi español ecuatoriano. Sigue siendo una lucha mental pensar en qué palabra estoy pronunciando correctamente o incorrectamente cuando tienen una «c» o «z» en lugar de una «s», pero cada día es más natural.
Ser parte de la Iglesia Bíblica Vida Nueva en Madrid, ha sido una gran bendición en Madrid, pues el compartir con hermanos y animarnos unos a otros me ha bendecido grandemente y espero que Dios siga haciendo crecer esa hermandad.

Gracias por sus oraciones por nuestros ministerio.

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